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23 diciembre, 2014

Efecto contagio

En Lomax –  Planta Uriburu se realizó la iniciativa solidaria en alianza con la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA). El objetivo fue mejorar las condiciones edilicias de un colegio en las periferias de Rosario al que concurren 680 alumnos.

“Fue impactante”, responde Claudia Álvarez, directora de la Escuela Cristiana Evangélica Argentina Nº 3151, cuando se le pregunta por la experiencia vivida durante el Día de Hacer el Bien en Rosario y agrega, “no fue sólo lo que logramos sino que los voluntarios de Lomax contagiaron su forma de ser y hacer…vivimos lo que significa pertenecer a la comunidad Lomax  y ésa fue una gran enseñanza para nosotros”.

Rosario 2La escuela está ubicada en la zona norte, a ocho kilómetros de Planta Lomax, en un barrio periférico de la ciudad de Rosario, de casas bajas y de familias que viven de planes sociales. Cuenta con una matrícula de 680 alumnos en sus tres niveles, de los cuales casi un 90% se encuentra en situación de vulnerabilidad. “Conocimos la escuela por la UOCRA, ellos son padrinos y realizaron tareas en el lugar. La visitamos, nos reunimos con la directora del secundario y se decidió realizar el Día de Hacer el Bien ahí”, cuenta Alejandro Torrejón, del área de Montaje y Hormigón de Planta Lomax. Lo primero que plantearon fue la necesidad de mejorar el acceso ya que los días de lluvia era imposible llegar. Asimismo, explicaron la necesidad de ampliar la escuela ya que la matrícula crece año a año.

Unos días antes del domingo 31 de agosto se construyó una vereda de hormigón junto a personal de la UOCRA Rosario 3con el fin de que sirva en un futuro para los cimientos de las nuevas aulas. La jornada comenzó con una charla sobre seguridad y a partir de ahí se distribuyeron las tareas entre los 87 voluntarios. Cerca de las 14 horas habían terminado de pintar la vereda nueva, las seis aulas y el salón de usos múltiples, se retiraron todos los escombros de las otras veredas, se realizó el cableado eléctrico y se cambiaron los enchufes que estaban rotos y todas las tapas de luz. “Lo más importante y loable es que esta forma de construir se instala en los chicos y fue gratificante volver a los pocos días y encontrarte que los alumnos que participaron son los guardianes de sus propias aulas”, enfatiza Hugo Del Bianco, coordinador de Producción de Planta Lomax. Para Jimena Romero, del área de Compras, lo relevante es que sumando el esfuerzo de todos se logra cambiar la realidad de donde estudian esos chicos. “Por ejemplo, cuando fuimos a ver la escuela notamos que no tenían libros como material de estudio, así que se donaron libros de cuentos y yo llevé unos específicos que eran de mi mamá cuando daba clases”, detalla.

Por la tarde se sirvió un chocolate con facturas mientras los más chicos disfrutaban de los inflables y las animaciones que se había preparado para ellos.

“Podemos decir que la escuela es otra, que dan ganas de venir y seguir haciendo –enfatiza quien llegó a la institución hace 30 años como maestra del ciclo inicial y hoy es la directora del secundario-. Pero más allá de eso, nos enseñaron que lo importante es trabajar por el mismo objetivo, ayudarnos y potenciarnos”.