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Programa Compromiso
20 diciembre, 2018

Rescatando una plaza

En Zapala, se recuperó más que un espacio verde. Durante el Día de Hacer el Bien, la Plaza del Barrio Jardín se convirtió en un epicentro de actividades infantiles y deportivas.

A diferencia de años anteriores, el CIVICO Zapala eligió como acción del Día de Hacer el Bien (DHB) la puesta en valor de una plaza que se encuentra a 10 cuadras de la Planta. Ubicada en el Barrio Jardín, en el límite de la ciudad de Zapala, la plaza es el único espacio verde que tienen los 6.000 vecinos de la zona. Aunque durante los últimos DHB hubo acciones de voluntariado relacionadas con la puesta en valor de escuelas o jardines infantiles, en 2018 los voluntarios se embarcaron en una actividad nueva y distinta que fue sumamente gratificante para todos.

“Siempre hemos tenido muy buena relación con la gente de la municipalidad, por eso decidimos evaluar en conjunto si existía una propuesta para mejorar algún espacio verde”, confirmó Emiliano Rueda, miembro del CIVICO y Líder de Calidad y Proceso de Planta Zapala desde hace cuatro años. En la plaza seleccionada, que comprende cuatro manzanas, se trazaron los distintos lugares para realizar deportes y para el esparcimiento de niños y adultos. Incluye una cancha de fútbol, otra de básquet con bancos y sillas, un espacio delimitado donde están ubicados los juegos de los chicos y otro con árboles para que los vecinos puedan realizar picnics o reunirse en familia al aire libre durante el fin de semana.

Según Rueda, fue un proceso de varios meses, ya que “en julio se eligió el lugar y en agosto se comenzó a trabajar en la recuperación de los juegos y en la realización de los bancos y las mesas, dado el gran trabajo que eso requería”. Además, convocaron a las dos escuelas técnicas con las que habían colaborado en otros programas que lleva adelante la Fundación Loma Negra en Zapala para que los ayuden en estas tareas.

“Compramos todos los materiales para que los alumnos de la Escuela Provincial de Educación Técnica N°11 y N°15 puedan realizar los bancos y mesas. Luego surgió la posibilidad de comprar juegos nuevos, incluso una hamaca especial para los chicos que usan sillas de ruedas, en línea con la creación de un espacio integrador”, dijo Rueda.

La participación de los vecinos fue muy importante, más del 50% eran del barrio. Durante los dos días que duró el DHB (el sábado 27 y el domingo 28 de octubre) se instalaron los bancos y las mesas, se plantaron árboles y otras plantas que aportó el Municipio, se colocaron reflectores que consiguió la Cooperativa Eléctrica para los dos playones de 12 x 6 que se pintaron, se colocaron toboganes tradicionales y tubo, subibaja, se demarcó una cancha de fútbol cinco y en otra cancha se pintaron juegos de piso clásicos, como rayuela, ta-te-ti y tejo.

“Realizamos el trabajo de pintura, se instalaron los juegos nuevos y los recuperados, se plantaron los árboles y se compró todo lo necesario para que la Sociedad de Fomento prepare las tortas fritas que se sirvieron durante la mañana”, continuó Rueda. El domingo inauguramos la plaza a las 16 junto con la municipalidad, en un evento que sonó al compás de música, donde los más pequeños participaron de actividades y juegos.

“Para realizar todas las actividades la organización es clave, para eso se trabajó en equipo y se conformó un grupo de trabajo donde no se distinguía quien era de la empresa y quien no, también fue muy importante la difusión, por eso el número de voluntarios y aliados que participaron en esta edición fue tan alto”, indicó Claudia Carrizo, Analista de Seguridad y Salud de Planta Zapala.

Carrizo contó que siempre participa del DHB porque “es una posibilidad que nos brinda la empresa, que de otra forma no sería posible”. Además explicó que en el caso de la recuperación de la plaza, es algo sumamente importante y necesario en la ciudad neuquina de Zapala, ya que el clima es muy árido y por eso contar con un espacio verde recuperado es fundamental para el esparcimiento de los vecinos. En este punto coincidió Rueda, para quien la plaza es el espacio verde que necesitan para pasar un domingo a la tarde en familia y “un punto de encuentro que faltaba en el barrio”.

“Fue muy satisfactoria la actividad”, concluyó Rueda, que este año compartió con su hijo y agregó: “observar como trabajó sin pedir nada realmente me llenó el alma, y me dio la energía necesaria para seguir organizando este tipo de actividades que a su vez motivan otras acciones solidarias más allá de la Fundación.”