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Programa Puente
23 octubre, 2018

Generar una cadena de favores a partir de la formación

Fundación Loma Negra junto al Centro Cultural de la Facultad Regional San Nicolás capacitan en distintos oficios a cambio de una acción solidaria.

El proyecto “Un curso universitario por una acción solidaria” es uno de los más anhelados por las organizaciones sociales del partido bonaerense de San Nicolás. Con el objetivo de acercar al ámbito universitario a personas que jamás imaginaron poder asistir, la iniciativa busca también llegar a talleres y merenderos barriales ofreciéndoles la posibilidad de capacitarse, lograr una salida laboral y, al mismo tiempo, brindarles la oportunidad de contribuir al mejoramiento de su comunidad mediante la acción de una tarea solidaria.

Hace ya cuatro años se realiza como una iniciativa conjunta entre el Centro Cultural de la Facultad Regional de San Nicolás (FRSN) -una de las sedes principales de la Universidad Tecnológica Nacional- y la Fundación Loma Negra. La FRSN lleva a cabo esta iniciativa para impartir capacitación no formal y certificada en una variedad de oficios tales como: marroquinería, teatro, bordado mexicano, repostería, cocina saludable, percusión, desarrollo avanzado de huertas, organización de eventos infantiles, desarrollo de plantas aromáticas y emprendedorismo.

Los cursos son dictados dentro de instituciones de la localidad de San Nicolás con las que el Centro Cultural de la FRSN viene trabajando desde el año 2010. Por su parte, la Fundación Loma Negra se sumó hace ya cuatro años. En este marco se pretende capacitar alrededor de 250 personas y beneficiar a otras 2.500 de manera indirecta, gracias a las acciones solidarias. El impulso principal detrás del proyecto se encuentra en la gratuidad económica de los cursos, a cambio del compromiso personal en la resolución de una necesidad social.

Para el Director del Centro Cultural, Alejandro Spiegel, “reconstruimos una trama social que muchas veces está rota. Junto a la Fundación Loma Negra vamos a los barrios para hacer un primer análisis de las necesidades de acción solidaria y culturales, donde, en general notamos que surgen demandas de formación profesional.”

En el marco de estos cursos y formación de oficios, se cuenta con el financiamiento tanto de la Fundación Loma Negra como de la UTN para proveer los materiales y se trabaja en distintas líneas de acción. A fin de año entregan formalmente los certificados, uno por el curso aprobado y otro por la acción solidaria. “Es el primer certificado que muchas de estas personas reciben en su vida, así que es un evento muy emotivo, en especial porque tenemos alumnos de distintas edades, desde los 18 hasta los 80 años”, confirmó Spiegel.

“Luego del primer curso, nunca dejamos de aprender”, así definió al proyecto Soledad Aguirre, encargada del Merendero Igualdad, en el barrio San Martín, en San Nicolás. Aguirre se emociona cuando cuenta que “es muy lindo aprender, ojalá me hubiese pasado antes en la vida”. Con sólo 36 años, la joven relata la oportunidad única que le dio la FRSN y la Fundación Loma Negra para “re-educarse”, tanto ella como su marido y sus tres hijas, quienes vivieron en la intemperie de una plaza de la zona durante varios años y no tuvieron la oportunidad de cursar ni el primario ni el secundario.

“Tanto para mí como para mi marido, los cursos fueron un disparador, luego del primero -un taller de construcción dictado por un docente de Loma Negra-, nos emocionó mucho poder ir a la universidad y nunca dejamos de aprender”, confió Aguirre.

“Son cursos que se pagan con esfuerzo y voluntad, con un formato muy interesante de cadena de favores”, remarcó Spiegel. Para el especialista, se llega mucho mejor a las personas yendo a los barrios. Por eso muchos de los cursos se dictan en los espacios de las organizaciones sociales, que son los focos más conocidos por los vecinos del barrio, y donde la concurrencia puede ser mayor.

La experiencia de Aguirre y del Merendero Igualdad es un claro ejemplo de cómo funciona el proyecto, ya que luego de los cursos de crochet y repostería que se dictaron en el merendero, las 18 participantes llevaron a cabo acciones solidarias como el tejido de escarpines, gorritos y muñecos para los recién nacidos en el Hospital de San Nicolás para, como ellas dicen, “pagar los cursos”.

Para Mara San Juan, encargada del taller protegido Helen Keller, la experiencia con los cursos fue excelente. Allí, realizan talleres de lunes a viernes para ayudar con la inserción laboral de personas con discapacidades mentales. “Los talleres son un éxito para los jóvenes, todos tienen ya más de 21 años y quieren seguir aprendiendo. Nos gustaría poder continuar con este modo de enseñanza y profundizar aún más en las clases de repostería y artesanías”, dijo San Juan. A cambio, el taller se encargó de llevar la merienda a un comedor escolar cercano.

“Yo lloro cuando termina un curso -enfatizó Aguirre- saber que una empresa se interesa en que otro pueda tener una salida laboral, aprender cosas nuevas, llegar temprano al trabajo, no faltar y ser responsables, es increíble y estoy muy agradecida”, concluyó.