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30 octubre, 2014

La panadería del pueblo

 

Los ciudadanos de El Alto tienen ahora su panadería gracias a la alianza entre Fundación Loma Negra, el Municipio de El Alto y el INTI. De este modo se generaron puestos de trabajo y precios competitivos que benefician a sus habitantes.

 

En la localidad de Villa El Alto, provincia de Catamarca, hasta hace unos meses sus habitantes tenían que trasladarse a otros pueblos para comprar pan y pagarlo más caro porque no había una panadería en la zona.

Catamarca 2A partir de esta problemática, Fundación Loma Negra junto con el Municipio El Alto decidieron buscar una familia emprendedora del rubro para financiar el proyecto de una panadería y, de esta manera, generar fuentes de trabajo y disminuir el precio final del producto. “El Consejo de Desarrollo Comunitario (CDC) puso manos a la obra, hasta que apareció una familia originaria de estas tierras, que tenía un pequeño emprendimiento en su casa de una manera muy rústica”, cuenta Lorena Pastoriza, Técnica de Proyecto de Fundación Loma Negra, que estudió las posibilidades del emprendimiento y la formulación del proyecto.

Beatriz Mansilla es una joven emprendedora que comenzó vendiendo pasta frola y alfajores que cocinaba en su casa con una receta de su mamá. Así fue haciéndose conocida y con el aumento de pedidos decidió incorporar a su hermano en las ventas. “Me enteré que Fundación Loma Negra estaba interesada en financiar proyectos de panadería y me puse en contacto de inmediato”, cuenta Mansilla, que incorporó a toda su familia al emprendimiento.

Mediante la firma de un convenio con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) se formalizó el compromiso para capacitar, acondicionar el espacio físico y adquirir e instalar el equipamiento. Así se puso en marcha el emprendimiento denominado Panadería “Parada 42”con el objetivo de incentivar la producción local y promover la elaboración de productos panificados a precios competitivos que beneficien a los habitantes de la Villa El Alto y zonas aledañas.Asimismo, el acuerdo firmado establece que las maquinarias y utensilios están en comodato por un año con la posibilidad de cesión definitiva para el equipo productivo mientras que un pequeño porcentaje de la inversión realizada por las entidades será devuelto en especies a las instituciones con más necesidades de la comunidad, especialmente a las escuelas que cuentan con comedores.

A principios de año, comenzaron las capacitaciones por parte del INTI que aún están vigentes. La primera etapa consistió en conocer el uso y mantenimiento de las maquinarias, con sus requisitos mínimos para su utilización y clases sobre higiene y seguridad alimentaria, cuidado de los productos, entre otros. “Hoy tienen lo básico para operar, a medida que aumenten su producción van a ir necesitando más conocimientos”, explica Hugo Pollo, Técnico del INTI del Programa ABC (Abastecimiento Básico Comunitario) y agrega: “Como no sabían preparar panes salados, les dictamos clases de panificación francés y pan de grasa. Y como para fin de año quieren producir pan dulce, que requiere uso de conservantes, también vamos a incluirlo en las capacitaciones”.