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23 diciembre, 2014

El jardín de los colores

Voluntarios de Ferrosur dedicaron el Día de Hacer el Bien al jardín donde concurre el hijo de uno de los colaboradores. El trabajo en equipo y el compromiso asumido cambiaron la realidad de chicos y grandes.    

Claudio Villegas trabaja en Ferrosur desde hace 12 años en el área de Mecánica de Locomotoras. Este año, durante una reunión de la cooperadora del Jardín de Infantes Nº 923, donde concurre su hijo, la directora le pidió que presentara la propuesta para que Ferrosur eligiera ese jardín para el Día de Hacer el Bien. “Una docente de la escuela del año pasado me contó lo que voluntarios de Ferrosur habían logrado en su colegio y viviendo la realidad del nuestro le pedí a Claudio que presentara la propuesta”, explica Magalí Correa, directora del Jardín de Infantes Nº 923 al que concurren 100 chicos durante los dos turnos, en la ciudad de Olavarría.

Con la propuesta aceptada el Grupo de Voluntarios Ahora (GVA) visitó la institución para hacer un relevamiento de las necesidades que había. “Cuando leí la carta de la directora se me caían las lágrimas –recuerda Carolina Belsito, del área de Sistema de Gestión de Ferrosur y miembro del CIVICO-. Cuando fuimos y vimos en las condiciones que estaba y todo lo que podíamos hacer, la satisfacción fue enorme. Realmente íbamos a lograr transformar la realidad de las maestras, los chicos y las familias entre todos”.

Ferrosur (3)Los trabajos más importantes tenían que ver con la estructura edilicia. Compuesto por tres salitas, baño, cocina y un patio, el jardín presentaba toda su pintura deteriorada, sus aberturas rotas, las ventanas no abrían, algunas estaban clausuradas o como en el caso de la sala de tres años, era inexistente. Por lo cual, y a partir del trabajo con el Municipio, se abrió una nueva ventana para que los alumnos tuvieran luz natural.

Con un total de 84 voluntarios -45 propios y 39 externos- y una vez terminada la charla sobre seguridad, se cambiaron aberturas, se arregló la instalación eléctrica y se colocaron todos los picaportes y protección en las ventanas para evitar que se rompan los vidrios. “Pintamos todo el jardín, por dentro y por fuera, con colores vivos como el fucsia, amarillo, magenta, verde, violeta… que eligió la directora, y a medida que trabajábamos notábamos cómo todo se transformaba, fue estimulante”, enfatiza Hugo Salva, del área de Mecánica de Vagones con 18 años en Ferrosur, quien trabajó también ese día junto a su familia en la colocación de viejos durmientes para convertirlos en maceteros con plantas y flores.

“Estamos en una zona de bajos recursos donde la gente está acostumbrada a que le denFerrosur (1) las cosas con lo cual todo lo que hacíamos en el jardín era con mucho sacrificio. Lograr lo que logramos ahora nos hubiera llevado años”, cuenta emocionada Correa y agrega: “El lunes cuando los padres y los chicos llegaron no podían creer. Ver la cara de felicidad de tus chicos te llena el corazón. Hoy nos dicen el jardín de los colores, vienen contentos y esa felicidad cambió el clima y las ganas de trabajar de todos”.

Uno de los chicos que llegó ese lunes al Jardín del Barrio Independencia fue el hijo de Claudio Villegas. El día anterior había estado junto a sus papás pintando y arreglando su jardín. “Estas cosas te emocionan y te enseñan que cuando uno trabaja a la par de otros podés lograr grandes objetivos. Realmente me siento muy feliz por haber podido ayudar a gente que ama lo que hace”, concluye Villegas.

El Día de Hacer el Bien de Ferrosur también se extendió hasta el Paraje Pablo Acosta ya que la pintura que sobró se donó al Colegio Estrada para que sus alumnos realizaran trabajos de pintura en la única escuela que tiene este pueblo por donde el ferrocarril dejó de pasar en la década del 60.