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30 enero, 2015

Un proyecto propio

La Parroquia Nuestra Señora de Fátima junto a Fundación Loma Negra, lanzó el proyecto “Balones El Refugio” a partir del cual logró involucrar a jóvenes en situación de vulnerabilidad en un proyecto productivo que hoy se sostiene por sí mismo.   

Balones El Refugio, ése es el nombre del emprendimiento impulsado por el padre Damián Vidano, en alianza con Fundación Loma Negra, que tiene como fin último que jóvenes que se encuentran en situación de riesgo se inserten en la vida laboral a partir de un proyecto que les es propio. “A todos los chicos les gusta jugar a la pelota por eso se nos ocurrió generar un proyecto relacionado con la idea del juego, que los contenga y al mismo tiempo les genere ingresos reales”, cuenta Damián Vidano, párroco de Nuestra Señora de Fátima ubicada en el sur de San Nicolás en una zona muy humilde.

Este emprendimiento forma parte de la iniciativa Gestionar El Refugio a partir de la cual Fundación Loma Negra busca contribuir al desarrollo organizacional, productivo y comercial de los emprendimientos “El Refugio”, espacio que funciona al lado de la parroquia al que asisten jóvenes entre 16 y 23 años que se encuentran fuera del sistema educativo y laboral.

OLYMPUS DIGITAL CAMERALas primeras pelotas eran artesanales y dado que no contaban con presupuesto el material era elástico y no muy resistente. “Lo importante era comenzar, que estuvieran ocupados porque lamentablemente cuando las cosas no resultan tienden a abandonar”, explica Matías, uno de los coordinadores responsables del proyecto. Por eso, a partir del aporte de Fundación Loma Negra, lo primero que se hizo fue comprar las máquinas adecuadas y comenzar a trabajar con cuero para lograr así un producto que se pudiera vender en clubes, negocios, empresas y supermercados de la zona. A su vez, para darle viabilidad al negocio formaron entre los ocho integrantes una cooperativa de trabajo: lo que ganan se invierte en materiales y se distribuye en partes iguales.

Para mejorar la calidad de las pelotas se firmó un acuerdo con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) a partir del cual se capacitará a los jóvenes. “Sabemos que la clave es la comercialización, pero antes debemos lograr el mejor producto que podamos por eso apostamos a la capacitación”, enfatiza Vidano, a lo que Matías agrega: “Cuando no se vendían las pelotas el resultado era que volvían a la calle. Hoy se adueñaron del proyecto y lo que buscan es mejorar ese producto que nace de ellos.”